
El estudio multidisciplinar The Urban Conga ha generado la instalación pARC, un proyecto que convierte la terraza del Museo de Arte de Ackland en un espacio programable abierto para la comunidad de Chapel Hill situada en la Universidad estadounidense de Carolina del Norte.

Un diseño participativo
El diseño de la instalación parte de una serie de workshops con participantes de la comunidad y los representantes del museo. Las ideas y comentarios surgidos son la base para crear la instalación. La esencia del proyecto recoge no tan sólo generar una experiencia colectiva sino también promocionar el conocimiento del Museo Ackland, que impulsa múltiples programas gratuitos.

La instalación pARC, se sitúa en la terraza abierta del museo por lo que se conecta al vecindario y a su vez es una extensión programable de las conversaciones, eventos, exposiciones y otros programas ya existentes en el propio museo.

Así mismo, el diseño se piensa desde la equidad y la igualdad, por ello se instalan las medidas necesarias para que sea accesible.

Atraer desde la interactividad
pARC es una serie de arcos interconectados que forman un espacio programable abierto que cobra vida a través de las interacciones de sus usuarios. Este diseño muestra la manera de democratizar y acercar el arte a la comunidad, eliminando las barreras y permitir que los vecinos se apropien del espacio generando su propio momento artístico desde la interactividad.

Con este diseño que apuesta por el juego el colectivo The Urban Conga consigue atraer personas al museo que quizá antes lo sentían como un lugar ajeno a ellas. La instalación se convierte en una plataforma comunal transformadora, que permite a todos los usuarios interactuar con el museo, la universidad y entre ellos de nuevas maneras.

Expandir los modos de hacer arte
El diseño de pARC parte de la composición simétrica de estilo georgiano del museo para romperla en una serie de arcos interconectados que enmarcan distintos espacios donde los ciudadanos son invitados a jugar.

pARC se convierte en un espacio comunal flexible que evoca infinitas formas de jugar, reunirse, actuar, enseñar, conversar o meditar. El gesto espacial adopta las identidades de cada participante impulsando la magia de que toda acción deviene artística. Además, utiliza su diseño para derribar las barreras sociales y generar una conexión comunitaria dentro del espacio.

Jugar con la luz
La luz es el elemento trasfondo que hace surgir el ámbito dónde jugar. Cada arco que conforma pARC es una ventana que refleja el entorno y permite que se observe la realidad desde otra perspectiva. Al pasear entre el laberinto de arcos los paneles cambian de colores respondiendo así a las acciones de cada usuario provocando cambios en la forma de ver el entorno.

La instalación no solo responde a los usuarios sino también al cambio del entono ya que refleja y refracta la imagen con lentes dicroicas y proyectando sombras. La instalación pues utiliza la luz como herramienta para generar el juego y la interacción con los usuarios.

De día, el espectador puede interactuar con el sol para proyectar sombras sobre los paneles o cambiar los colores reflejados en el espacio. El juego que genera establece una conexión entre las personas y la luz diurna revelando como las acciones generan interferencias y patrones en el entorno.

Por la noche, este incidir en el entorno se genera con el uso de luces rojas, verdes y azules que permiten al usuario generar sombras activas de colores.

La interactividad generada mediante el juego con la luz, expande la forma de entender el arte y a través de pARC se propone el juego en todas sus formas como una herramienta fundamental para generar comunidad.
Fotografías: Tom Waldenberg