¿Qué pasaría si nuestros espacios pudieran transmitir información sobre sentimientos no expresados y pudieran ser la extensión de la mente y el cuerpo? ¿Cómo podemos crear una relación recíproca entre la mente humana, el cuerpo y el entorno construido, permitiéndoles moldearse entre sí?
Wisteria es una extensión de la mente y el cuerpo de sus visitantes. Es una instalación emocional inteligente que realiza respuestas concurrentes a las emociones de las personas, basadas en datos biológicos y neurológicos. En este proyecto, los visitantes pueden cambiar el color y la forma de la instalación usando sus cerebros y emociones. El equipo interdisciplinar de Morphogenesis Lab ha integrado inteligencia artificial (IA), tecnología portátil, entornos sensoriales y arquitectura adaptativa para crear un vínculo emocional entre un espacio y sus ocupantes, y para fomentar eficazmente las interacciones emocionales entre los dos.
Aquí, el espacio se llena con un bosque de obenques cilíndricos de tela que cuelgan del techo. Al detectar la presencia de un ocupante, utilizando un material programable, los obenques comienzan a fluctuar, expandiendo y contrayendo el volumen del espacio en ritmo y secuencia. Incrustado dentro de cada cubierta hay un LED que se activa con un ritmo de respiración sincronizado con la activación del SMA. Los obenques están dispuestos para crear una progresión espacial distinta y para generar una mayor percepción de escala y conciencia de uno mismo dentro del espacio.
Mediante el uso de la computación afectiva, o «IA de las emociones», este proyecto creó un espacio ciberfísico que difumina las líneas entre las esferas física, digital y biológica. Las cualidades atmosféricas del espacio están determinadas por las emociones de los ocupantes, detectadas en tiempo real, utilizando algoritmos informáticos inteligentes y afectivos desarrollados por el equipo. Este sistema traduce un conjunto de datos biométricos (por ejemplo, frecuencia cardíaca, electricidad de la piel, volumen sanguíneo y temperatura) en categorías emocionales, y cambia la forma, la luz y el color del espacio según la emoción. Si se detecta estrés, el espacio comienza a transformarse; el techo se eleva y expande el volumen interior, los colores se iluminan y se introduce el aire natural. En el proceso, se forma un vínculo empático entre el anfitrión y el ocupante.
Wisteria tiene la intención de comportarse como una encarnación de la emoción humana en forma física y construida. Utilizando una fusión de sistemas avanzados de detección de emociones y materiales programables inteligentes, se revela una nueva conexión entre el anfitrión y el ocupante. Dentro de Wisteria, el usuario tiene autonomía sobre el espacio que atraviesa, avanzando el potencial de futuras integraciones entre arquitectura e inteligencia artificial. Wisteria se puede utilizar para expresar emociones a través de la representación no humana.
Wisteria ilustra cómo los espacios pueden servir como interfaz con las emociones. El resultado es una experiencia espacial inmersiva que le da al usuario un papel clave al activar el espacio. Los usuarios reciben una indicación de sus estados emocionales y fisiológicos y, por lo tanto, es una herramienta para mejorarlos, mitigarlos o simplemente tomar conciencia de ellos. Esta instalación demuestra cómo los espacios se pueden controlar a través de los pensamientos y sentimientos de los usuarios, convirtiéndose en organismos vivos con un comportamiento realista aprendido de los usuarios y respondiendo a sus necesidades en tiempo real. Dentro de este proyecto se encuentra un objetivo singular: reconciliar la relación entre humanos y arquitectura, y redefinir esta relación en una de empatía emocional.
Proyecto: Morphogenesis Lab
Diseño: Mona Ghandi, Mohamed Ismail, Shanle Lin, Aisha Marcos
Fabricación: Mohamade Ismail, Shanle Lin, Marcus Blaisdell
Programación: Marcus Blaisdell, Sal Bagaveyev
Cinematografía: Nicole Liu, Mohamed Ismail
Fotografía: Mona Ghandi, Nicole Liu, Mohamed Ismail