Hasta el 24 de noviembre de 2024, la icónica ciudad de los canales se transforma en el epicentro global del arte y la creatividad con la celebración de la sexagésima edición de la Bienal de Arte. Bajo el evocador lema «Stranieri Ovunque» (Extranjeros por todas partes) y bajo la curaduría de Adriano Pedrosa, esta edición destaca el trabajo de artistas de diversos orígenes y grupos minorizados. Las propuestas artísticas ofrecen una exploración profunda y multifacética del sentido de ser y sentirse extranjero, abordando los conflictos y desafíos que marcan nuestro mundo contemporáneo.
Stranieri Ovunque (Extranjeros en todas partes), se basa en una serie de obras iniciadas en 2004 por el colectivo Claire Fontaine, nacido en París y radicado en Palermo. Generan esculturas de neón de diferentes colores que traducen a distintos idiomas la frase «Extranjeros en todas partes». Para Adriano Pedrosa, esta expresión tiene distintos significados, “En primer lugar, dondequiera que vayas y estés donde estés siempre encontrarás extranjeros: ellos/nosotros están en todas partes. En segundo lugar, que no importa dónde te encuentres, siempre eres verdaderamente y en el fondo un extranjero”. Es precisamente esta heterogeneidad de significados de la expresión que se teje, amplía y transforma en cada una de las propuestas que acoge esta 60ª Bienal de Arte de Venecia.
Esta edición reúne 332 artistas y presenta dos secciones: el «Nucleo Contemporaneo» que reúne las propuestas de aquellos sujetos-otros: queer, el artista outsider, el artista autodidacta, el popular y el indígena, quien frecuentemente es tratado como extranjero en su propia tierra. Por otro lado, el «Nucleo Storico» donde se explora la contemporaneidad de América Latina, Asia, Oriente Medio y África en un ejercicio curatorial que cuestiona los límites y definiciones de modernismo y contemporáneo. Todas estas propuestas en conjunto con los pabellones nacionales se despliegan en dos puntos centrales: Arsenale y Giardini, aunque en cada rincón de la ciudad se abren palacios y salas de exposiciones, acogiendo muestras colaterales que amplían el horizonte de la edición.
Arsenale
En la muestra destaca el trabajo del colectivo de mujeres maoríes Mataaho que mediante una estera realizada con poliéster de alta visibilidad hacen dialogar un claroscuro mutable inspirado en el momento del nacimiento entendido como una transición hacia la luz.
En toda la muestra hay una gran presencia del trabajo con el textil desde múltiples perspectivas, revelando un interés por reivindicar la artesanía y técnicas que se han considerado extranjeras. Destacamos el trabajo de Dana Awartani, Come, let me Heal Your Wounds. Let me Mend Your Broken Bones, que plantea, a través de agujerear y después zurcir esos huecos, los lugares que han estado destruidos en el mundo árabe. Las huellas que permanecen simbolizan las heridas físicas, pero también emocionales. La sección «Italianos en todas partes» está dedicada a la diáspora artística italiana por el mundo durante el siglo XX con una escena museográfica de caballetes de vidrio firma de Lina Bo Bardi.
Cierra este espacio, el gran y vivaz mural del colectivo Aravani Art Project, Diaspore, que relaciona representaciones de cuerpos trans y elementos de la naturaleza, encarnando los procesos de transición e identidades.
Giardini
El Pabellón central presenta dos conjuntos claves que reflexionan sobre los límites y alcance del concepto modernidad en los países del Sur. Así encontramos la sección “Retratos” que incluye obras de 112 artistas, que giran en torno a la representación de la figura humana desde múltiples perspectivas, atravesada desde esa reminiscencia del modernismo europeo, pero aportando reflexiones y contribuciones poderosas y únicas.
La sala dedicada a las «Abstracciones» incluye 37 artistas que, exhibidos juntos por primera vez, mediante sus obras reflexionan sobre las yuxtaposiciones dadas en el cuerpo y las personas, señalando conexiones y paralelismos que desbordan concepciones preestablecidas.
Pabellones Nacionales
Las participaciones de los países son ricas, diversas y despliegan reflexiones que llevan al límite la expresión extranjeros en todas partes hasta terrenos emocionales, olfativos, espaciales y temporales. De entre todas las propuestas destacamos a continuación algunas de ellas.
Australia: Kith and Kin
Galardonado con el León Dorado a la mejor participación nacional, el artista Archie Moore nos propone una inmersión en la historia de Australia dentro del amplio contexto de su herencia familiar aborigen. La oscuridad de la sala, el reflejo del único punto de luz en el agua tintada y esas columnas documentales construyen una experiencia lírica que invoca la pérdida compartida de un pasado que se concentra en el infinito árbol genealógico de la pared central del pabellón.
República de Corea: Odorama Cities
Koo Jeong A profundiza en los matices de nuestros encuentros espaciales, investigando cómo percibimos y recordamos los espacios, con especial énfasis en cómo los olores contribuyen a estos recuerdos. Los conceptos claves de su trayectoria como el infinito, la ingravidez y la levitación se encuentran en el pabellón de formas sutiles. El peso de la experiencia está en esos aromas simbolizados que transforman el pabellón en una colección de recuerdos olfativos.
México: Nos marchábamos. Regresábamos siempre
Erick Meyenberg, artista mexicano de ascendencia alemana y libanesa recoge el testimonio de la familia Doda, que emigró a Italia desde Albania. Desde sus reflexiones sobre que es ser y sentirse extranjero se genera esta instalación. En el centro encontramos una mesa engalanada, enmarcada por un par de biombos que muestran a la familia reunida alrededor de esa otra mesa. La pieza audiovisual muestra de forma poética el desplazamiento del migrante y, al mismo tiempo, el arraigo que puede representar una comida compartida. Cuando la tierra está lejos o se imposibilita, la comida y la música son los creadores de pertinencia y los elementos que permiten regresar, siempre.
Perú: Huellas cósmicas
De su trabajo de investigación fotográfico por todo Perú, el artista Roberto Huarcaya crea esta instalación. A través del ensamblaje de las obras (un fotograma, una escultura y una composición musical), sitúa a los espectadores en un espacio/tiempo indeterminado, desafiando hábitos de percepción y atención. Huellas Cósmicas es un refugio ritual de inmersión y transición para despertar la conciencia, avivar la imaginación y fomentar la meditación para cuestionar la forma en la que somos en nuestros entornos.
Visita Venecia y sumérgete en la Bienal de Arte 2024, donde el arte y la creatividad global se encuentran para ofrecer una experiencia única e inolvidable. Toda la información de la Bienal está disponible aquí.