“La luz siempre ha sido para mí una herramienta fundamental para expresar la intangibilidad”
© Silvia Plachy 2010
Daniel Canogar es uno de los artistas españoles de más proyección internacional. Especializado en la instalación, la video-escultura y la fotografía, sus trabajos, que destacan por un tratamiento especial de la luz, buscan traspasar los marcos tradicionales de la imagen.
Entrevista de Esther Torelló
Cables de fibra óptica, cuerpos sepultados por ordenadores, televisores y material electrónico en desuso. Telarañas de luz, pantallas de LED y montañas de bombillas fundidas. La obra del artista Daniel Canogar es una obra compleja, difícil de catalogar. El punto de partida de sus creaciones suele ser el concepto que él denomina Ecosistema visual, el bombardeo de imágenes que envuelve al hombre en su vida cotidiana. Sus instalaciones, a menudo vinculadas con la luz o la percepción visual a través del control lumínico, la fotografía, el cine y las imágenes en movimiento, reflexionan sobre los seres humanos y la influencia de la tecnología en la percepción del mundo.
La luz es una constante en tu trabajo. ¿Qué interés tiene para ti y para tu obra?
Es la misteriosa intangibilidad de la luz lo que me atrae. Una constante de mi trabajo ha sido el dialogo entre lo tangible y lo intangible, entre lo matérico y lo fantasmagórico, por decirlo de alguna forma. Ni una cosa ni otra, ni un extremo ni otro. La luz para mí siempre ha sido el lado de lo intangible, una herramienta fundamental para expresar esa intangibilidad pero siempre relacionada con lo escultórico, con lo matérico. Es decir, cuando la luz llena un espacio, rebota sobre una pared, sobre una escultura o una superficie, es en ese diálogo entre una y otra donde yo me quedo atrapado y fascinado. No en el dialogo como algo abstracto sino en cómo la luz dibuja el espacio.
De tus obras has dicho que son “animaciones de luz proyectadas sobre instalaciones muertas”. Parece que a menudo traspasas los límites del marco fotográfico, las dos dimensiones que se aprecian más en tus primeros trabajos.
En realidad esto es una característica general de toda mi obra. Ha sido una cosa muy gestual querer salirse del marco, de la imagen tradicional, de lo que se llama la ventana de representación. Desde muy temprano tuve la necesidad de salirme de ese marco, de reventarlo y de expandirme al espacio físico del espectador, incluyendo la arquitectura que le rodea.
SCANNER. Un gran nudo de cables eléctricos, telefónicos e informáticos forman una telaraña escultorica
Muchas de tus creaciones utilizan material electrónico en desuso. ¿Qué buscas expresar a través de estos materiales?
Estoy muy interesado en las tecnologías obsoletas, tecnologías que de alguna forma se van descartando. Básicamente por el vértigo que me produce el cambio trepidante de tecnologías que ha experimentado mi generación, y que yo personalmente he vivido desde que me compré mi primer ordenador en el 87 hasta mis cuarenta y tantos.Entonces ha llegado el momento en el que he empezado a cuestionar estos cambios tan veloces. Empiezo a identificarme con estas tecnologías electrónicas como si tuvieran vida propia, como si fueran seres vivos, y en su abandono me identifico como una persona mayor que empieza a ver en el horizonte como el tiempo pasa velozmente y llega esa fecha de caducidad que todos tenemos. Fundamentalmente, me identifico con estas tecnologías electrónicas por su fecha de caducidad y sobre todo porque parecen que tienen vida propia. Y proyectamos tantas cosas de nosotros en, por ejemplo, nuestros ordenadores: tantos pensamientos, tanto tiempo que pasamos junto a estos artefactos, que se convierten casi en una prolongación de nosotros mismos. Es aquí donde radica mi fascinación.
VORTICES. Esta obra se inspira en el Gran Vórtice de basura del Pacifico, una gigantesca
mancha flotante de plásticos tan grande como el continente europeo.
¿De qué manera las nuevas tecnologías condicionan hoy en día las relaciones humanas?
Las condicionan enormemente. De hecho están reescribiendo la identidad de nuestro entorno contemporáneo, lo están redefiniendo. Pensamos que somos los seres humanos los que estamos creando las tecnologías pero quizás es la tecnología la que ha hecho al ser humano. Ni siquiera estamos hablando de tecnologías contemporáneas, electrónicas, creo que en general cualquier tecnología, empezando desde la rueda o el fuego por irnos muy atrás, definieron y formaron al ser humano, que muchas veces de forma accidental descubrió estas tecnologías y acabaron por transformarlo brutalmente. En la actualidad, en la forma de relacionarnos, por ejemplo para hacer esta entrevista ahora mismo vía skipe. Esto muy novedoso y cambia mucho la forma de comunicarnos entre nosotros . Es una extraña cercanía distante, parece que estamos en la misma habitación pero estamos muy lejos. Es esa ambivalencia de coordenadas tanto espaciales como temporales que quedan muy alteradas con estas tecnologías.
ARAÑAS. Serie de instalaciones de fibra óptica que ve las telarañas
como una metáfora de las redes electrónicas de hoy día
¿Qué mensaje ético transmiten tus creaciones?
Intento ser muy cauteloso a la hora de transmitir mensajes porque no creo que el arte debe tener un carácter educativo, o incluso dogmatico que a veces puede serlo mucho. Para mí es muy importante que el arte sea libre. Y evidentemente que hay mensajes y temas, pero muchas veces tienen que ver con una cierta rabia, enfado, o angustia incluso, de una sociedad de usar y tirar. Ayer llegué de un viaje rápido a Estados Unidos. En estos siete días prácticamente no he comido en un plato de cerámica o cualquier otro soporte que no termine tirado en la basura. Esa cultura de usar y tirar me genera una enorme rabia. Y mi trabajo muchas veces tiene su origen en la necesidad de transmitir ese enfado. Comunicar o hacer algo con toda esa basura que generamos. La basura tecnológica me interesa especialmente, pero la basura en general ha sido un tema muy presente en mi trabajo.
¿El arte es una buena opción para intentar cambiar el mundo?
No, creo que no. Pienso que hay herramientas mucho más eficaces. Esto no quiere decir que el arte no tenga su importancia, su protagonismo pero, fundamentalmente, quiero insistir en la idea de que el arte tiene que ser libre. Y es en ese espacio de libertad que el artista pueda contribuir algo a la sociedad. Los mensajes tienen que ser muy claros y muy directos para que sean efectivos, y tienen que llegar a un público muy importante si quieres cambiar el mundo, y el arte no necesariamente cumple esas funciones. El arte tiene que ser complejo, tiene que ser a veces contradictorio, tiene que poder ser un lugar en el que quizás se transmiten ideas, formas, pensamientos que no aparecen de otra forma. Yo insisto mucho en ese carácter libre del arte. Ya ha habido arte que ha tenido un impacto en la sociedad y que ha permitido al ser humano identificarse con ciertas obras de arte que de alguna forma condensaban algo que estaba en el aire, pero el punto de origen del artista que trabaja en un proyecto creo que no debe ser nunca intentar cambiar el mundo. Además es una responsabilidad enorme que a mí personalmente me paralizaría, me bloquearía completamente, no podría cargar con ella. Pero sí pienso que hay otras formas más efectivas, que no son el arte, para poder cambiar el mundo.
TRAVESÍAS. Video instalación creada para el atrio del edificio Justus Lipsius del Consejo
de Europa coincidiendo con la Presidencia Española de la UE en el 2010.
Tu obra si tiene una proyección pública muy importante. La video instalación “Travesías” presidió el atrio de la sede del Consejo Europe en Bruselas durante los seis meses de presidencia española en la UE en el 2010. ¿Cómo la definirías?
Travesías fue un proyecto muy ambicioso y complejo, sobre todo por intentar trabajar en un espacio tan diáfano, tan abierto y con tantas condiciones lumínicas tan cambiantes. Porque el atrio donde estaba la obra era muy oscuro de noche y extremadamente lumínico en un día soleado. Tuve que crear una trilogía que pudiera funcionar con estos cambios tan radicales del entorno. Por otro lado, para mí lo importante era hacer una obra que fuera bastante lúdica, que fuera esplendorosa, porque el edificio en sí es muy severo y el Proyecto de la Unión Europea yo creo que a veces es demasiado severo. Quizás nos falta más imaginación y libertad, ver las cosas de una forma menos burocrática y por eso cree esa escultura lumínica con LEDs ya que quería que fuera tremendamente flexible, casi textil, que me permitiera crear una forma de bucle completo, casi una especie de montaña rusa, que rompiera con la severidad del entorno y la seriedad del espacio a nivel ideológico. Quedé muy contento con el resultado, fue un proceso difícil, como acostumbran a ser los proyectos en espacios públicos, pero un reto tremendo en el que aprendí muchísimo.
CIRCADIAN RHYTHMS. El título de esta video proyección que utiliza 5.000 bombillas fundidas
hace referencia al término científico que describe como la luz determina los biorritmos del cuerpo humano
¿Qué ventajas te aporta trabajar con la tecnología LED?
Nunca lo había pensado en forma de ventajas. Tiene que ver más con la atracción, con el deseo. Sobre todo me permite ese grado de sorpresa, de magia, de salir un poco de la realidad cotidiana. Pensando en etimología, no como algo que está encuadrado entre una pantalla y un ordenador, sino como algo que se sale de ese entorno tan plano, tan aséptico en el que nos sitúa la tecnología y lo trae a esta realidad tridimensional nuestra, cotidiana. La ventaja que nos permiten las tecnologías en este sentido es inmensa, cada vez más. Nos permite pensar en pantallas escultóricas, en poder proyectar imágenes sobre esculturas, poder crear pantallas que rodean al público, estar rodeado de una imagen tecnológica y no sólo de poder ver esta obra de arte sino además de poder experimentarla. Incluso también a nivel de teoría, de pensamiento, porque la tecnología ha permitido aportaciones muy interesantes a la filosofía y la sociología de la imagen.
¿Son los materiales y las nuevas tecnologías los que inspiran tu obra o son tan sólo un soporte de las ideas?
No, son soportes solamente, porque inspirar, inspirar, me inspiran un montón de cosas desde cine, a dibujo, a grabados antiguos de botánica, a imágenes de origen científico o la exploración diagnostica del cuerpo humano. Insospechado. Para una obra que acabo de terminar ahora mismo estuve mirando como brillaban las lentejuelas, cuando jamás antes me habían interesado ya que me parecían de una estética tremendamente kitsch y barata, pero en cuanto encuentro un filón de inspiración voy a por ello. Y en ese sentido, no sólo me inspiro de tecnologías, sino todo lo contrario, no son los entornos tecnológicos si no a veces es un poco lo más arcaico. Si acaso la arqueología de los nuevos medios, la arqueología de la tecnología, de los aparatos pre-cinematográficos, esto siempre me ha interesado mucho.
¿Las obras de arte deben ser interactivas? ¿Te interesa que el espectador forme parte de la obra?
Depende de cómo clasificas el termino interactivo. Si por interactivo se entiende que el espectador de alguna forma está cambiando o alterando lo que está viendo, no necesariamente. En este sentido me gusta más pensar en interactividad como un intercambio de cualquier tipo, incluso cognitivo, entre una obra de arte y el espectador. En ese aspecto cualquier obra de arte es interactiva. Incluso los paradigmas de interactividad que existen actualmente en el arte son un poco limitados. Se limitan a apretar un botón, o a lo que llamo yo el efecto espejo, donde de alguna forma el aspecto del espectador se refleja de forma más o menos distorsionada en la obra de arte, o con su cuerpo mueve algo, o se ve a sí mismo en silueta proyectado. Ese tipo de interactividad tuvo su momento pero lo encuentro limitado, a mí me interesa más una interactividad mucho más abierta e intelectualmente más compleja.
OTRAS GEOLOGIAS. Murales fotográficos realizados con ordenadores, cintas de video y juguetes
encontrados en los basureros, en los que cuerpos desnudos quedan atrapados entre estos residuos
Como artista de proyección internacional, ¿en qué punto crees que se encuentra la comunidad artística de España comparada con el resto de países?
Muy malo me temo. No por la calidad de los trabajos que se hacen aquí en España, que los hay muy importantes, sino porque no estamos siendo capaces de “vendernos” al exterior, España no es un país que este en el punto de mira internacional. Con los dedos de una mano podemos contar los artistas que están teniendo una proyección internacional. Es muy difícil hacerlo desde Madrid, es lo que estoy descubriendo yo, y lo que tengo claro es que voy a tener que empezar a pasar temporadas fuera de España para poder de alguna forma insertarme y tener una cierta visibilidad que es difícil tener desde aquí. También el panorama internacional está cambiando. Lugares como Moscú o Sao Paolo o Estambul se están convirtiendo en centros importantísimos de arte contemporáneo pues retan muchos nuestros conceptos de pensar en Nueva York, Londres y Berlín como centros de creación. Pero ahora un artista de Estambul tiene muchas más ventajas a nivel internacional que uno de Madrid. Es curioso cómo han cambiado las cosas en muy poco tiempo.
No resulta muy alentador…
Habrá que tomar medidas. Uno de las cosas que yo siento es que a nivel de política cultural se nos escucha muy poco a los artistas. Ni se escuchan mucho a las galerías, ni se escucha mucho a los comisarios o gestores culturales pero somos los artistas los que quizá de forma más directa o concreta podemos asesorar en que se puede mejorar. Si hay algo que pueda volver a ponernos en el punto de mira como un lugar donde se está haciendo arte interesante paradójicamente es la crisis. Los artistas vamos a reaccionar ante este descalabro. Ahora está empezando a haber un cierto interés internacional por algunos artistas griegos que están empezando a reaccionar ante lo que está ocurriendo en su país. Yo opino en este sentido que igual hay algo por esa vía que sirva de ejemplo de cómo la creación a veces de situaciones muy negativas puede ser extremadamente inventiva.
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