Iluminación interactiva en los entornos urbanos

21/05/2017

Por Claudia Paz

La integración de instalaciones interactivas en los entornos urbanos y espacios públicos nos permite reinventarlos. La iluminación y la tecnología se han alineado para aumentar el ritmo de la innovación en el proceso creativo y conceptual de los proyectos, donde la oportunidad de ampliar su alcance está limitada solo por la imaginación.

Actualmente, nos comunicamos con una generación que está creciendo con la tecnología presente en todos los ámbitos y que mayoritariamente dispone de dispositivos inteligentes, por lo que tenemos la oportunidad de aprovechar este nuevo paisaje social y tecnológico y extenderlo en la arquitectura y en una nueva propuesta urbana.

Las instalaciones de arte interactivas pueden cambiar la percepción de la gente sobre el espacio y les permite tener experiencias sociales, además de hacerla sentir conectada o ubicada localmente. Sin embargo, este tipo de intervenciones son todavía inusuales. Cuando aparecen, por lo general es por un corto período de tiempo y/o implementadas para ser un espectáculo. Sirven para atraer la atención, la cobertura de los medios de comunicación y los visitantes distantes, en lugar de ser una instalación pública para los que viven en la zona. Es evidente que este tipo de instalaciones de arte público temporales pueden generar nuevas formas de imaginar el futuro de la arquitectura, el espacio público y el tejido social de esos ámbitos, pero al ser temporales no tienen mucha relación con el entorno en el que se instalan y realmente podrían estar en cualquier otro espacio consiguiendo el mismo efecto.

La interacción y la participación de la gente tiene un impacto positivo, captura su imaginario colectivo y provoca la dinamización de los espacios que habita. De ahí la importancia de llevarla a los espacios públicos, ya que las ciudades están conformadas por las personas, y si ellas disfrutan de estos espacios, la ciudad tendrá vida. Solo hay que observar la multitud de personas que congregan los festivales de luz en diversas ciudades del mundo. Si bien están concebidos para ser temporales, deberíamos preguntarnos qué pasaría si comenzamos a diseñar para un espacio específico. La instalación interactiva y de luz se integraría perfectamente en la arquitectura e historia del lugar y así parecería parte de él naturalmente.

Ya existen ejemplos de instalaciones de arte con luz en diferentes partes del mundo que enriquecen el espacio público y urbano de noche. Citando algunos, está el paseo en Eidhoven, un simple recorrido en bicicleta que ahora puede ser “poético” como lo describe el Studio Roosegaarde a partir de su proyecto donde se reinterpreta el Starry Night de Van Gogh, con elementos luminosos. O pueden ser “diferente” según expresión de Echelman, con sus proyectos en diversas ciudades de Estados Unidos y Europa, donde sus esculturas de fibras sirven como piezas mediáticas entre las personas y su “alienado espacio urbano”. Estos ejemplos nos ayudan a entender que el diseño de iluminación no tiene que ser solo eficiente y cumplir una regulación de seguridad, debe ir más allá, debe inspirar, como es el caso de algunos otros proyectos de los estudios de Speirs & Major, AF lighting, 333luxes y Lighteam, entre otros. Cuando los espacios públicos y la ciudad ofrecen este tipo de ámbitos, se llenan de ciudadanos y se convierten en lugares seguros.

Las instalaciones interactivas permanentes son más inusuales por ahora. Sin embargo, puedo resaltar la instalación Bruum Ruum de Maurici Ginés inaugurada en Barcelona en el 2013, que tuve la oportunidad de visitar recientemente. Dos años después de su inauguración, el espacio público es frecuentado por muchas personas que disfruta de ella, sin embargo, pude observar que al llegar las 11 de la noche la instalación se apaga y la gente se marcha dejando el espacio vacío. Esto reforzó aun más la idea que muchos ya sabemos: la gente ahora quiere algo más que un espacio público, quiere experiencias nuevas, ¡quiere sentir!

La interacción aporta un sentido más profundo, permite conectarse directamente con la gente, el espacio y la ciudad, donde se genera una conversación entre el individuo y la instalación, transportándonos muchas veces a un escenario mágico e inolvidable.

Una de las primeras instalaciones interactivas permanentes en la fachada de un edificio apareció en Estocolmo, realizada por Loove Roms, Erik Kriokortz y Milo Laven. Colour by Number nació con carácter temporal en 2006 y se volvió permanente a partir de 2011. La gente podía cambiar su color con una interface telefónica. Otro ejemplo es el Hotel Luz Jardins en Sao Paolo de Guto Requena, realizado en 2015, donde la luz reacciona al sonido, la calidad del aire y la interacción con el público a través de un app en el teléfono.

Estoy segura que el futuro de la iluminación urbana se dirige hacia un enfoque más social, y la interacción nos permite ofrecer al ciudadano la experiencia de sentirse parte de un proceso creativo, en el que participar e inspirarse.

Claudia Paz participará en el evento Arquitectura y Luz, Perú 2017 que se celebrará los días 8 y 9 de junio de 2017 en la Universidad de Lima.

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