El pasado mes de mayo tuvo lugar el primero de una serie de seminarios que está realizando la empresa Lamp dentro de un programa formativo, para dar a conocer las últimas novedades tecnológicas que dan respuesta a la evolución y la progresiva humanización de los espacios, abriendo un lugar de debate sobre las nuevas tendencias y los cambios de paradigmas en torno a la iluminación y la arquitectura.
El evento se realizó en el Espacio Odeón, ubicado en el centro histórico de Bogotá, un edificio recuperado que en la década de los 40 albergó una de las primeras salas de cine de Bogotá, y que hoy ofrece sus espacios para el desarrollo de proyectos culturales de innovación y vanguardia, manteniendo el carácter icónico de su arquitectura.
Partiendo del análisis de los cambios sociales que están impulsando la transformación de los espacios arquitectónicos, María del Pilar Ortiz, cómo Lighting Design Manager para Wework Latinoamérica, abrió la jornada hablando de las nuevas tendencias en las oficinas, poniendo de manifiesto la transformación que los espacios de trabajo están sufriendo. Dicha transformación pone en su centro a los usuarios.
Tras este análisis previo, los ponentes hablaron sobre la relevancia que tiene entender la relación de las personas con la luz y con la oscuridad. El ser humano, que durante millones de años ha evolucionado bajo la luz solar, dinámica y cambiante, sincroniza su reloj biológico con los ciclos naturales de luz y oscuridad. Sin embargo, según el dato publicado por la OMS, en la actualidad pasamos el 90% de nuestro tiempo en espacios interiores, sometidos en gran parte de las ocasiones a un exceso de iluminación artificial estática, que ha alterado nuestros patrones de conducta, especialmente los del sueño.
Sabemos que la luz tiene un impacto en nuestra salud y bienestar. Hoy somos capaces de entender un poco mejor este impacto fisiológico gracias a los recientes descubrimientos científicos.
Por un lado, en 2002 un equipo de investigadores de la Universidad de Brown dirigidos por el neurocientífico David Berson, descubrieron que además de los conocidos fotorreceptores ubicados en nuestros ojos (conos y bastones), existía un tercer tipo de fotorreceptor desconocido hasta el momento: las células ganglionares intrínsecamente fotosensibles (ipRGCs), lo que permitió conocer más sobre el proceso de activación de nuestro reloj biológico interno y el impacto fisiológico que la luz tiene en nuestro organismo.
Los ipRGCs son los encargados de enviar información al cerebro para que regule nuestros biorritmos, y en consecuencia nuestros estados de alerta y descanso.
La iluminación, por tanto, tiene un impacto en los seres humanos en tres niveles: visual, emocional y biológico.
- Visual: permite usar y reconocer los espacios para desarrollar tareas en ellos, definiendo niveles de iluminación, estrategias de contrastes, niveles de confort visual según la duración de la exposición a las fuentes de luz, …;
- Emocional: establece la correcta relación entre niveles de luz y temperatura de color más idónea para la actividad que estamos desarrollando, definiendo un entorno que conecte con nuestro estado anímico;
- Biológico: sincroniza nuestro ritmo biológico diario, a través de la inducción a estados de activación y alerta, mediante la supresión de melatonina. O bien llevandonos a un estado de relajación mediante la generación de melatonina, y respetando y mejorando nuestro patrón de descanso.
En 2017, el premio Nobel de medicina fue para los doctores Jeffrey C. Hall, Michael Rosbash y Michael W. Young por sus descubrimientos sobre los mecanismos moleculares que controlan los ritmos circadianos. Tras 20 años de trabajo investigando las alteraciones biológicas que sufre nuestro organismo, descubrieron que éste se sincroniza de manera natural con los factores ambientales, fundamentalmente la iluminación y la temperatura, optimizando así el funcionamiento de nuestro organismo.
La creciente preocupación y mayor exigencia de condiciones óptimas de salud y bienestar por parte de la sociedad, así como la gran conciencia por parte de la comunidad de diseñadores de iluminación y arquitectos, les ha llevado a cuestionarse los procesos de diseño actuales, reevaluando los niveles de iluminación necesarios para las nuevas formas de trabajo, recuperando las estrategias de contrastes de luminancias e impulsando la migración de normativas cuantitativas hacia normativas cualitativas en torno a la iluminación.
WELL, como referente de estándar cualitativo de edificación centrado en el bienestar de las personas, recoge por primera vez la diferenciación de conceptos de iluminación visual e iluminación circadiana.
Si hablamos de los aspectos cuantificables de la iluminación visual debemos tener en cuenta parámetros como la iluminancia (lx), luminancias (cd/m2), estrategias de contrastes, CRI, temperaturas de color …
Sin embargo, ¿cómo podemos cuantificar la iluminación circadiana o melanópica? Debemos considerar la luminancia, así como el espectro luminoso, más allá de la temperatura de color de las fuentes de luz. En la actualidad los dos métodos más extendidos de cálculo de iluminación circadiana son:
- Lux melanópico (EML), medida de referencia de WELL V2.
- Estímulo circadiano (CS), método adoptado por el LRC (Light Research Center).
En ambos casos es necesario contar con la información espectral de la fuente de luz, a través de los SPD, para poder realizar los cálculos y estudios necesarios para definir unos parámetros que sirvan para la implementación de una iluminación dinámica que respete y active de forma beneficiosa nuestros biorritmos.
Según las recomendaciones recogidas por WELL en los espacios de trabajo de turno diurno lo más adecuado sería contar con una iluminación que estimule nuestro sistema circadiano (CS>0.3 durante al menos 1 hora, o un mínimo de 250 EML (luxes melanópicos) durante las primeras horas de la mañana, inhibiendo la generación de melatonina, mejorando nuestros estados de alerta consciente e inconsciente, así como la capacidad de concentración, y disminuyendo la sensación de somnolencia de las personas.
En las tardes/noches lo más adecuado es contar con una iluminación que al contrario que en las primeras horas del día ayuden al usuario a entrar en un estado más propenso al descanso (CS<0.1).
La luz va más allá de la iluminación y la digitalización de las fuentes de luz. Como mostró Miguel Florido de Ledmotive durante la jornada, la iluminación se ha tecnificado tanto que a día de hoy es posible modificar la información relativa al espectro lumínico para influenciar en el diseño espectral de la luz. Ledmotive en colaboración con Lamp entrega soluciones multiespectrales de la luz en múltiples aplicaciones (hospitales, zonas de trabajo, retail, …). Este diseño espectral de la luz permite algo que hace unos años atrás estaba fuera de nuestro alcance: tener una iluminación artificial lo más parecida a la luz natural y diseñar nuestro propio espectro.
Las soluciones de iluminación multiespectral aportan numerosos beneficios a los usuarios, especialmente en centros de cuidados intensivos, quirófanos y espacios dónde los beneficios de la luz tienen un gran impacto.
El seminario recibió a más de 120 asistentes, entre los que se encontraban perfiles diversos, desde arquitectos, diseñadores de iluminación, interioristas o centros universitarios. El bloque teórico se combinó con ejemplos prácticos y un espacio de aplicación dónde los asistentes pudieron interactuar con la tecnología, a la vez que se generó un interesante debate en torno a la importancia de la buena iluminación y a la integración con las nuevas tecnologías.
Como parte de la filosofía de Lamp consiste en innovar, crear y ofrecer soluciones lumínicas personalizadas, está previsto celebrar nuevas ediciones de este workshop en Chile, México, Oriente Medio y España, con la intención de compartir conocimiento y seguir impulsando la cultura de la iluminación. ¡Estad atentos!
También te puede interesar
