Carismático y comprometido, fundó junto a Jonathan Speirs el estudio de iluminación Speirs + Major, líder durante más de dos décadas del diseño de iluminación independiente. La inesperada enfermedad de su socio le ha obligado a reorganizar la firma para seguir evolucionando y dar respuestas a las nuevas oportunidades y retos que depara el futuro. En esta entrevista nos cuenta cómo.
Speirs + Major es un icono dentro de la disciplina del diseño de iluminación. Sus excelentes trabajos, centrados en el uso de la luz para mejorar la experiencia visual de nuestro entorno, han recibido el respeto y el reconocimiento de toda la profesión. La última ocasión ha sido durante los Lighting Design Awards 2012, celebrados el pasado mes de marzo, cuando se les otorgó el premio a la mejor firma de la década. Aunque no fue una sorpresa para nadie, el galardón llega en un momento especial para ellos, ya que la enfermedad de uno de sus fundadores, Jonathan Speirs, les ha obligado a reorientar su estrategia de futuro y a realizar importantes cambios.
¿Qué ha representado para vosotros el premio y que valoración hacéis de esta última década?
Siempre nos ha halagado recibir premios de la industria de la iluminación, es algo fantástico, aunque somos conscientes que no lo son todo. Estamos muy orgullosos de éste en concreto porque significa el reconocimiento de la profesión al trabajo realizado durante un largo periodo de tiempo, más que a un proyecto en particular. Por otro lado, ha sido interesante recibirlo en este momento, ya que representa una línea en el horizonte. No es algo que pertenezca sólo al pasado, estamos muy orgullosos de todo lo logrado hasta el momento, pero también habla sobre el futuro. Somos muy conscientes del reto que representa y de la presión que nos aporta ya que la pregunta que implica es obvia: ¿qué vais a hacer en los próximos diez años? Indudablemente la gente debe pensar “Si sois los mejores sólo os queda hacerlo cada vez mejor”, un importante desafío para cualquiera. Al día siguiente de la ceremonia envié un mail a todos los miembros de la organización diciéndoles “gracias por todo, pero a partir de ahora tenemos mucho trabajo por delante ya que debemos pensar en cómo vamos a seguir evolucionando los próximos diez años”. Es un gran interrogante, pero no sólo para nosotros, sino para la profesión de la iluminación en general.
En los últimos tiempos se ha sabido que Jonathan Speirs se había retirado debido a un grave cáncer. ¿Ha iniciado Speirs + Major un cambio de dirección?
Primero querría hablar sobre la retirada de Jonathan Speirs. Cuando nos comunicó su enfermedad hace unos años obviamente representó un golpe muy duro para todos y vivimos un periodo difícil. Comprensiblemente decidió interrumpir su trabajo en la empresa y en la profesión, pues consideró que era lo más adecuado, y porque deseaba pasar más tiempo con su familia. Algunas veces en la vida las cosas cambian de forma inesperada. Evidentemente este cambio no lo anticipamos, llegó y no tuvimos más remedio que gestionarlo. Speirs+Major es más que Jonathan, que Keith o que yo mismo, es una firma de diseño de iluminación formada por un gran equipo de personas que realiza un excelente trabajo. Así que sí, tuvimos que promover cambios a diferentes niveles. Keith Bradshaw llevaba ya un año como Director cuando la noticia llegó, por lo que fue lógico que Keith y yo pasáramos a liderar la firma. Por un lado, Jonathan insistió mucho en no hacer una transición rápida ante la nueva situación, y por otro, en que siguiéramos adelante con los cambios planificados entre los tres con anterioridad, respecto al futuro.
¿En que han consistido estos cambios?
Bien, como siempre, nada ocurre de un día a otro. Nuestro trabajo siempre ha sido “evolucionista” y no “revolucionario”. El cambio sólo puede producirse a través del trabajo, por lo que los importantes cambios que hemos promovido, se han concentrado en los distintos equipos; ahora somos un grupo mayor, formado por 25 personas. El equipo más numeroso sigue manteniendo un fuerte vínculo con nuestro trabajo tradicional, basado en la iluminación interior y exterior de la arquitectura, del que hemos hecho y continuaremos realizando numerosos proyectos, pero tomamos la decisión de formar uno de 4 personas centrado en la planificación urbana y en una área con un fuerte crecimiento que es la estrategia de marca. Algunas personas pueden encontrar extraño combinar estos dos conceptos, pero en realidad la planificación de las ciudades y la identidad de marca son dos conceptos muy importantes en la formulación de cualquier ciudad. La identidad de los lugres es un tema clave en la actualidad. En estos momentos se tiene que pensar no sólo en la iluminación urbana sino en los sistemas de información y todo lo relacionado, tales como la información que se incluye en los teléfonos móviles de los ciudadanos y la forma de navegar con ellos.
¿Qué otros cambios habéis realizado?
Siempre hemos estado comprometidos en la lucha por la independencia de los diseñadores de iluminación, en el sentido de mantener una relación con la industria que pueda ser positiva y productiva. Durante muchos años, por más que lo intentamos, no lo conseguimos, pero finalmente hemos encontrado la fórmula. Nos parece que de la misma forma que los arquitectos diseñan productos al mismo tiempo que proyectan arquitectura, o como lo hacen otros diseñadores que desconocen el funcionamiento de la luz, y que a nosotros los fabricantes nos piden constantemente información que de alguna forma es propiedad intelectual nuestra, hemos decidido destinar dos personas que investigan la necesidad de nuevos productos e identifican posibles aplicaciones de iluminación informando del diseño al detalle. La razón para todos estos cambios se halla en el deseo de trabajar en todos los estadios, desde la ciudad al producto, con la arquitectura entre ellos.
¿Esta estrategia de futuro se consensuó con Jonathan Speirs?
Quiero aprovechar esta entrevista para rendir homenaje a Jonathan, igual que hicimos en Londres cuando nos dieron el premio al mejor estudio de iluminación de la última década. Todo el mundo sabe el gran diseñador de iluminación y la fantástica persona que es. Speirs+Major nunca hubiera llegado donde está sin la enorme contribución que Jonathan hizo durante tantos años, no sólo los que trabajó en el estudio, sino también durante los años anteriores. Para nosotros, como organización, su retirada ha significado una inmensa perdida, una ruptura muy fuerte y le echamos mucho de menos. Es una persona tan fantástica que siempre se ruboriza cuando le halagamos, pero es importante que la gente no piense que los cambios en Speirs+Major, la evolución, el hecho de que Keith y yo trabajemos juntos, el paso adelante que estamos haciendo, sean de alguna forma irrespetuosos con Jonathan. Nosotros somos dos grandes amigos, nos conocemos muy bien, lo sorprendente hubiera sido si no hubiéramos reaccionado en honor a su legado empujando activamente la firma adelante ya que era su deseo, lo que él quería.
En el 2010 cambiasteis vuestro eslogan “Speirs and Major Associates, Lighting Architects” por “Speirs + Major Designers working with light”? ¿los lighting architects difieren de los lighting designers?
Excelente pregunta. Tanto Jonathan, como Keith o yo mismo somos arquitectos de formación y empezamos trabajando en el mundo de la arquitectura. Nuestro trabajo siempre ha estado fuertemente vinculado a esta disciplina. Pero gradualmente se han ido incorporando a nuestro estudio diseñadores que no son arquitectos, y como resultado de ello, hemos expandido de alguna forma nuestra imaginación. Los diseñadores proporcionan soluciones y resuelven problemas. En un momento dado sentimos que definirnos como diseñadores era más representativo de lo que realmente hacemos, pues en numerosas ocasiones trabajamos en proyectos que no están estrictamente relacionados con la arquitectura. Para nosotros es más apropiado utilizar la palabra diseñadores, hoy todos son diseñadores de iluminación, pues en realidad somos una firma de diseñadores y nuestro medio es la luz. Es una forma muy sutil de pensar en ello, que significa que estas abierto a solucionar cualquier problema.
¿Responde también a un deseo de diferenciarse?
Estoy convencido que el diseño de iluminación ha tenido diferentes evoluciones. Si miramos atrás, en el último siglo, todos celebramos el trabajo de personas como Richard Kelly que asentaron la profesión de los diseñadores de iluminación. Muchas de estas personas que procedían del teatro se convirtieron en diseñadores de iluminación arquitectónica, por lo que la relación entre teatro, arquitectura y luz ha sido siempre muy fuerte.
Totalmente cierto.
Pero si observamos la siguiente generación, cuando la profesión empezó a crecer y a desarrollarse, entonces constatamos que fue el momento de los arquitectos de iluminación. Hasta justo antes del 2008, cuando empezó la crisis económica, ser diseñador de iluminación se convirtió de alguna forma en una moda. Empezaron a aparecer por todas partes personas procedentes de distintas disciplinas, no sólo de la arquitectura, sino también de la ingeniería, del diseño industrial, del mundo del arte, profesionales que llevaban años en la industria y gente nueva; se produjo una gran explosión. Creo que hay una gran conexión entre el trabajo que realizamos y el círculo económico. Pero, obviamente, ahora estamos en una situación económica diferente, incluso en los países emergentes como China, India o en Sudamérica. Creo que todos debemos preguntarnos qué importancia tiene ahora el diseño de iluminación para nuestra sociedad. Sabemos lo que significó en el último siglo pero ¿es relevante para nuestro futuro? ¿es una cuestión de agregar valor o de cambiar la sociedad? Para nosotros, Speirs+Major, es un enorme desafío y nos planteamos esta cuestión constantemente, la relevancia del diseño de iluminación en nuestra sociedad. Al final del día es importante para nosotros examinar nuestro trabajo y comprobar si tiene alguna utilidad o beneficio social. No estoy hablando de construir viviendas en África, también puede ser positivo hacer proyectos para Giorgio Armani. Si te planteas la pregunta de forma distinta obtienes una respuesta diferente. Debemos reconocer que la luz tiene una relevante función económica; en las ciudades por la noche puede reforzar la economía y todos sabemos que un buen diseño de iluminación en el comercio y en la hostelería es fundamental para reducir el consumo. Y debemos ser conscientes de que tenemos una responsabilidad medioambiental en lo que hacemos. Todo ello, las necesidades sociales, económicas y medioambientales, y evidentemente el desarrollo de una iluminación sostenible, deben ser parte esencial de nuestro trabajo. Nada de esto es nuevo, nosotros llevamos años hablando de ello, posiblemente no imponiendo un mensaje verde como otros, pero centrados en el uso de la energía y en lo que realmente significa la sostenibilidad. Llevamos décadas hablando sobre reducir el consumo de la luz y sobre la oscuridad. Muy a menudo menos luz es más.
¿Las excesivas normativas de hoy en día no coartan la creatividad a la hora de plantear un proyecto?
Las normativas aportan cada vez más limitaciones a los diseñadores de iluminación. Pero los mejores artistas y diseñadores obtienen los mejores resultados a pesar de las restricciones. Las limitaciones forman parte del problema. Todos coincidimos en que si alguna vez hemos hecho un proyecto en el que el presupuesto era ilimitado y no había ninguna restricción, nos ha costado. Es como poner delante de un niño un pastel y decirle “come todo lo que te apetezca”; al final descubrirá que tras la atractiva propuesta se ha puesto enfermo. Lo mismo ocurre con los diseñadores, en numerosas ocasiones los mejores proyectos surgen con los presupuestos más bajos. Pero, efectivamente, las normativas también pueden ser bloqueantes, aunque en estos casos hay que ser creativos. Por otro lado, los diseñadores de iluminación estamos muy orgullosos de que cuando nos unimos conseguimos modificar normativas, lo que significa que las cosas que hacemos o decimos tienen una influencia y contribuyen a cambiar muchas actitudes respecto al diseño de iluminación, que no consiste simplemente en hacer cálculos lumínicos.
¿El gran reto es lograr el factor “wow” pero reduciendo el consumo energético?
Muy buena pregunta. Uno de los problemas graves en el diseño de iluminación son las enormes expectativas que existen en cuanto al factor ¡wow! Lo sabemos porque la mayoría de proyectos que nos han premiado han sido los que han logrado un mayor “wow”. Sin duda, uno de los roles de la profesión es suscitar el interés y estimular a las personas, pero las expectativas sobre el factor sorpresa niegan de alguna forma la idea de que la mejor iluminación es aquella que no se nota. Por ello, para nosotros resulta irónico que algunos de nuestros mejores proyectos hayan pasado desapercibidos porque no tienen un toque de color rojo, o azul, o algo que resulte interesante para los medios de comunicación. Los mejores proyectos son los que son buenos para las personas que los usan, y a eso me refería cuando hablaba de la dimensión social, económica y medioambiental de la luz y de lo que la sociedad realmente necesita. ¿Cuantos “wow” podremos construir en el futuro si el ahorro energético, además del impacto de la luz en las personas y en los sistemas naturales, es un factor clave?
¿Está cercano el reconocimiento del diseño de iluminación como profesión?
Probablemente nos sigamos haciendo esta pregunta durante otros diez años más, quien sabe. El diseño de iluminación, como profesión, necesita hacerse algunas preguntas difíciles. Y las fundamentales son ¿por qué necesita ser una profesión? ¿qué valor le aporta? ¿qué significa ser una profesión en el siglo XXI? ¿la gente quiere organizarse de esta forma? Las profesiones fueron algo que surgió en el siglo XIX para poder organizarse de una forma determinada y con un modelo para el futuro. Personalmente pienso que estos objetivos se pueden lograr a través de las asociaciones, como se ha visto con la PLDC y la IALD. Uno de los problemas de convertirse en una profesión es que conlleva entrar en política, en regulaciones, en una serie de disciplinas y normativas difíciles de compartir a nivel nacional e internacional por las diferencia de criterios existentes entre los distintos países. Y todo ello crea problemas y entra en conflicto con el espíritu de las asociaciones, que no dejan de ser organizaciones de amigos y colegas que lo único que quieren es pensar en la luz. Si de verdad queremos ser una profesión, debemos plantearnos seriamente las necesidades que ésta tiene. ¿Cómo se consigue a nivel global? No lo sé, pero debemos disponer de un código ético que se pueda aplicar en cualquier lugar, se debe tener un sistema educativo propio, y un sistema de seguros igual que tienen los arquitectos. Y finalmente, las profesiones están reguladas por un colegio nacional que otorga licencias, como es el caso de los arquitectos, de los abogados, de los médicos o de tantos otros. Nosotros como diseñadores de iluminación tenemos asociaciones pero ¿cómo nos organizaremos para otorgar las licencias? ¿realmente lo queremos? ¿y si lo queremos como podemos lograrlo a nivel global?, creo que sólo se puede hacer a nivel nacional. Quedan todavía muchas preguntas por responder y mucho trabajo por realizar antes de que podamos lograrlo.