Como parte del programa Inhabits en la Milan Design Week 2018, el proyecto agrAir de Piuarch esboza los elementos que, con suerte, se valorarán para vivir en el futuro -ligereza, luminosidad, uso cuidadoso de los recursos, la disolución de los contrastes entre los interiores y el exterior, entre espacios naturales y artificiales – en una relación equilibrada entre tierra y aire.
¿Cuáles deberían ser las condiciones óptimas para la comodidad, tanto para lo público como para lo individual? ¿Cuáles son los requisitos que debe seguir la arquitectura con el fin de mejorar la ciudad, garantizar el bienestar de sus ciudadanos, fomentar las relaciones sociales y la responsabilidad individual con miras a progresar en la comunidad?
El concepto subyacente del proyecto de Piuarch, que también se repetirá con las mismas características en el jardín de la azotea de la oficina de arquitectura (Via Palermo 1, Brera, Milán) es delinear aquellos valores que son capaces de promover la calidad ambiental a través de su interacción recíproca: ligereza, luminosidad, uso cuidadoso de los recursos y rentabilidad, disolución de los contrastes entre interiores y exteriores, entre espacios naturales y artificiales, recuperación de áreas verdes y agricultura en la ciudad.
Frente a la imponente masa de ladrillo de la torre del Filarete, en plena Piazza Castello, se ha desarrollado la narración de los elementos principales mediante una instalación que se desarrolla a lo largo de dos niveles paralelos, con conexiones continuas entre ellas. La imagen es la de un jardín botánico, enriquecido por coloridas flores y perfumes, para ser admirado y tocado: un fragmento destinado a restaurar la biodiversidad y el concepto de agricultura en el corazón de la ciudad.
Paralelamente a la base verde, una multitud de hinchables transparentes bailan suavemente, siguiendo el movimiento del aire. Es una nube de globos en forma de prisma, hecha de película reciclable muy suave y colocada en dos niveles diferentes, tres y seis metros de altura; se sostienen mediante hilos de nylon y sus reflexiones cambian de color, cuando la luz de abril realza la sensación de los primeros días de la primavera; por la noche, la iluminación artificial acentúa aún más su carácter evanescente y los convierte en linternas fluctuantes.
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