¿Qué consideraciones deben tenerse en cuenta a la hora de plantear la iluminación de un hotel? Con el fin de facilitar este proceso de trabajo, la diseñadora Mariel Fuentes nos da una serie de consejos, herramientas útiles en el desarrollo de un proyecto de iluminación.
Por Mariel Fuentes
Un hotel es un ecosistema. En cierto modo, podríamos compararlo con una ciudad a pequeña escala, donde encontramos diferentes usos, actividades y usuarios. Estos usuarios presentan necesidades diferenciadas y tienen referentes culturales muy diversos que se reflejan en sus hábitos y formas de vida.
Dentro de esta ciudad, la habitación es la célula básica, es el equivalente a una casa. En este espacio deberíamos poder realizar todos nuestros actos cotidianos y sentirnos cómodos. Es un espacio para dormir, leer, descansar, relajarse y disfrutar como cada cual estime conveniente. Para cada persona estos parámetros son individuales y cada actividad tiene requerimientos especiales respecto al espacio.
Por otro lado, tenemos los espacios comunes o espacios públicos, componentes muy importantes dentro de esta ciudad. Ellos otorgan variedad y estímulos, son una constante oferta para el usuario por su atractivo y proximidad.
AGENTES QUE INTEVIENEN EN EL PROYECTO
En esta ciudad llamada hotel interactúan distintos personajes: el principal protagonista es el usuario, pero no debemos olvidar al explotador/propiedad, que es quien pone todos sus medios para que esta ciudad sea la más atractiva, la más visitada, de forma que todos se marchen encantados y con ganas de regresar. Esa fidelidad con el usuario es la mejor recompensa para una marca hotelera.
Tomando en cuenta estas premisas, en la dinámica de un proyecto de hostelería participan muchas entidades y especialidades profesionales, comenzando por la arquitectura e interiorismo, que busca conseguir configuraciones espaciales interesantes para el usuario y el programa de usos del hotel, con una estética o estilo en el diseño que concuerde con el mercado objetivo de este espacio hotelero. No olvidemos que cada hotel busca tener su singularidad por la que destacar o ser diferente de otros.
Como parte de la red de profesionales que intervienen en el proyecto hotelero tenemos la figura del diseñador de iluminación. Y aquí estamos, inmersos en este mar de proyectos de especialidades con todas sus complejidades y que en su conjunto conforman un gran proyecto. En nuestras manos está trabajar las atmósferas de acuerdo con los usos de cada espacio y momento, y todo ello mediante nuestra gran herramienta: la luz. Diseñamos para crear composiciones lumínicas, mediante contrastes, percepciones de profundidad, resaltando materiales, poniendo en valor detalles arquitectónicos o generando estímulos visuales, teniendo siempre presente que los niveles lumínicos deben adecuarse a los criterios de eficiencia energética.
En este tipo de proyectos con tanta complejidad de agentes que intervienen, requerimientos diversos y múltiples tipos de espacios, es importante tener lo más claro posible las etapas del proceso de trabajo y realizar una coordinación muy atenta de las diferentes temáticas implicadas. Con el fin de facilitar este proceso de trabajo, a continuación vamos a exponer una serie de consejos que pueden llegar a ser herramientas útiles en el desarrollo de un proyecto de iluminación en hoteles.
PRIMER CONSEJO
A nivel de estrategias de iluminación, surge el consejo número 1: hablando de sistemas de iluminación y de control, debemos plantear sistemas abiertos y de compatibilidad universal. Dada la envergadura del proyecto, interactuarán muchos espacios y por tanto muchas tipologías de sistemas lumínicos, que deberán vincularse correctamente entre ellos. Dichos sistemas, en su conjunto, deberán ser capaces de conseguir los ambientes lumínicos deseados para cada espacio. Respecto a la gestión de estos sistemas, se deberá valorar en cada caso la conveniencia de que sea el cliente quien gestione estas atmósferas lumínicas o, si es más adecuado, que sea el hotel quien asuma ese rol. Dar opciones para que el usuario pueda personalizar y encontrar su confort a nivel de iluminación en un determinado espacio y momento es el planteamiento objetivo, pero al usuario también le agradará sorprenderse. Es parte del concepto que proponen muchas marcas hoteleras, donde se apuesta por dejar la puerta abierta a la personalización en los espacios privados, pero a la vez crear y ofrecer estímulos sensoriales en los espacios públicos.
Para poder ofrecer este entorno de atmósferas lumínicas flexibles, antes que nada debemos analizar y estudiar al usuario y, sobre todo, ponernos en su lugar, partiendo por sus requerimientos estándares e incluso llegando a imaginar situaciones que podríamos llamar “especiales”, que nos permitirán poder preverlas con dos objetivos principales: dar servicio a ellas o poder evitarlas, dado que en ocasiones podrían ser un problema para el hotel o otros usuarios en general. No es ninguna novedad decir que los clientes de un hotel pueden llegar a actuar de las maneras más extravagantes que podamos imaginar. Se podría recurrir a innumerables ejemplos reales basados en las experiencias de quienes viven desde dentro el día a día de estos espacios. El uso de luminarias decorativas como percheros sería solo un ejemplo.
SEGUNDO CONSEJO
Cuando hablamos de una habitación de hotel hablamos de actos como descansar, leer, trabajar, disfrutar de una velada, comer, dormir, maquillarse, darnos una ducha o baño de espuma, y otras muchas actividades que dejamos a vuestra imaginación. Es un pequeño terreno personal, vendría a ser el equivalente a nuestra casa si seguimos con la analogía de la ciudad, pero que habitaremos solo por un tiempo determinado. Consejo número 2: la gestión de la iluminación de este espacio o terreno personal debe poder ser adaptable a los usuarios, pero de manera sencilla, para que sea un disfrute y no se transforme en una complicación que acabe en el agobio del cliente. Es básico que la interface sea simple de utilizar.
TERCER CONSEJO
En el contexto de este espacio personal de la habitación conviven dos tipologías de iluminación, ambas importantes y necesarias: en primer lugar, está la luz integrada en la arquitectura, destinada a la percepción del espacio a través de la luz. Es aquella que no busca ser vista, sino que más bien quiere revelarnos el espacio. En segundo lugar, tenemos la luz de representación o también conocida como luz decorativa. Es aquella que se muestra, que nos otorga luz de ambiente o para tareas específicas y que tiene una vinculación directa con el diseño de interiorismo. Y aquí es donde surge el consejo número 3: nuestro proyecto debería proponer tipologías o efectos lumínicos, no productos. Diseñamos con luz y sus efectos, que a continuación se traducen en luminarias que cumplen con premisas estéticas y técnicas que nos permiten generar estos efectos o sensaciones de luz, no al revés. Es nuestra misión transmitir este mensaje. Desde esta perspectiva favorecemos el diseño y sus fortalezas. El arquitecto, interiorista e incluso un cliente final podrán apreciar el porqué de las propuestas y se implicarán a través de la comprensión del proyecto. Esto conllevará que las decisiones de proyecto se tomen con fundamentos basados en los conceptos bases, lo cual dará solidez al proceso de trabajo y evitará al máximo las arbitrariedades. Los productos son solo opciones que darán servicio a estas premisas de diseño.
Estos dos layers de iluminación (arquitectural y ambiental/decorativo) deben convivir en armonía y tecnología. Es aquí donde aparece otro agente o componente del proyecto que es tan vital como las luminarias: el sistema de control de iluminación. En los últimos tiempos, el mundo de las luminarias decorativas se ha ido perfeccionando y poniendo en la situación de que el proyecto requiere cada vez más la integración de todos sus sistemas en uno, incluyendo también especialidades como climatización, instalaciones de sonido y otros servicios propios del hotel. En el caso específico de la iluminación, quizás sería más apropiado hablar de sistemas de control y gestión de iluminación, dado que el control de las opciones de escenas lumínicas nos corresponde a nosotros como diseñadores del proyecto, planteando los posibles escenarios, en cambio la gestión es del hotel y/o usuario en el día a día.
Las premisas sobre qué y cómo controlar en la iluminación de una habitación de hotel será dado por el diseño de iluminación. Estas decisiones generalmente son tomadas en el proceso de trabajo y en conjunto con los demás especialistas involucrados, además de la propiedad o cliente final, quienes aportan sus necesidades y/o pautas basadas en sus propias experiencias y que muchas veces nos sirven como punto de partida en el diseño.
CUARTO CONSEJO
Una vez inmersos en el diseño del proyecto y la definición de sus tipologías lumínicas, es de suma importancia abordar una cuestión del ámbito técnico como es la revisión de compatibilidad entre componentes de material de iluminación. Y es que, con la constante mejora en tecnología, sobre todo en tema de LED, se nos amplía el abanico de temas a coordinar. Esto se refiere a que no solo debemos tomar la primera decisión sobre qué luminarias pueden realizar adecuadamente un efecto lumínico, sino que además, en segundo lugar y muy importante, debemos verificar su compatibilidad con el driver (mediante qué protocolo trabaja, voltios máximos, límite de potencia, etc.). Finalmente, en tercer lugar y no menos importante, debemos verificar la compatibilidad con el sistema de control. Esta comprobación en tres pasos es nuestro consejo número 4: idealmente, como responsables del proyecto de iluminación, deberíamos gestionar y coordinar personalmente esta compatibilidad. Cada tema resuelto en fase de proyecto es un problema menos en fase de construcción.
Es muy probable que las tipologías de iluminación decorativas, por motivos de diseño, cuenten con protocolos de regulación que no necesariamente coinciden entre ellas o que incluso sean luminarias a reutilizar o reciclar. Entonces, y vinculado al consejo número 1, en el momento de decidir y prescribir un tipo de sistema de control es importante cerciorarse de que dicho sistema puede dar respuesta a requerimientos de compatibilidad, adaptabilidad y flexibilidad, para integrar diversidad de lenguajes o protocolos de regulación, instalaciones preexistentes, luminarias reutilizadas, etc.
QUINTO CONSEJO
El mundo de la hostelería, como hemos comentado antes, está compuesto de muchos agentes cuyas opiniones y decisiones influyen en el resultado final de un proyecto. De hecho, nuestro consejo número 5 es: no deberíamos utilizar el concepto de resultado final hasta que el hotel esté ya en marcha, por lo menos durante algunos meses, esto nos permitirá evitar frustraciones. Y esto nos lleva directamente a nuestro consejo número 6: dejar márgenes en la capacidad del sistema de gestión y control. Esto significa no ir al límite en las capacidades de los módulos de cada protocolo del sistema. Pueden darse innumerables cambios de última hora, que van desde modificaciones en modelos de luminarias hasta variaciones del tipo de regulación, la cantidad de luminarias, etc. Esta previsión hará que la solución sea una adecuación sencilla y no un gran problema en obra en “tiempos de descuento” ante una inminente inauguración. Esta situación nos la agradecerá también el cliente en posibles modificaciones o reformas posteriores del proyecto.
SEXTO CONSEJO
Finalmente, y a modo de conclusión, para mejorar nuestro proceso de trabajo el consejo número 6 sería: cuanto más claro tengamos qué y cómo queremos plantear el control de iluminación, más información podremos proporcionar al fabricante/especialista del sistema, por lo tanto, más fácil será el desarrollo del proyecto y el trabajo en conjunto y más certero será el resultado. Como diseñadores de iluminación, la coordinación entre las partes y la gestión oportuna son los conceptos clave.