Los proyectos arquitectónicos, de interiores y del paisaje, desde hace tiempo no son obra de un solo agente, si no que son fruto de un trabajo multidisciplinar y de equipo. El arquitecto y la propiedad trabajan juntos para desarrollar el programa, definir el espacio y los objetivos. El arquitecto es el autor y el responsable de la visión y de la función general, mientras los consultores de las diferentes disciplinas colaboran para aplicar esta visión a todos los aspectos del proyecto. Entre los consultores hay figuras como las del ingeniero de estructuras o de instalaciones que están muy establecidas; en cambio hay otras, entre ellas la del diseñador de iluminación, cuya aportación es a veces menos comprendida.
¿Quién es, qué hace el diseñador de iluminación y qué ventajas aporta al proyecto? ¿Qué diferencia hay entre los servicios de un diseñador de iluminación y los de un ingeniero de instalaciones o de un fabricante o distribuidor de luminarias? ¿Por qué es necesaria una profesión especializada en este sector? ¿Y por qué pagar honorarios cuando fabricantes o distribuidores de luminarias realizan proyectos de iluminación sin coste adicional?
A continuación, van algunas reflexiones y muchas sólidas respuestas a todas estas preguntas. Los honorarios de un diseñador de iluminación son difíciles de vender si el alcance y el valor de sus servicios no son reconocidos. Pero quienes han trabajado con un diseñador de iluminación independiente reconocen que hay beneficios a corto y largo plazo que tienen mucho más peso que sus honorarios profesionales. En muchos casos, el diseñador de iluminación en realidad reduce los costes de construcción y/o de operaciones.
La figura del diseñador de iluminación profesional e independiente nace más o menos hace 50 años en EEUU y hace algo más de 10 en España. La luz es un medio técnicamente complejo y muy potente que requiere el domino de varias disciplinas, cada una de ellas en constante evolución. La luz es también un elemento fundamental en el diseño de los espacios: dirige y manipula nuestra percepción visual y por esto tiene el poder de realzar y mejorar un proyecto, o de desvirtuarlo hasta perjudicar el resultado final.
El diseñador de iluminación profesional integra el arte y la ciencia de la luz con el conocimiento del mercado y del negocio. Para satisfacer las necesidades estéticas y funcionales a la vez, tiene que aportar una gran experiencia técnica y un sentido visual muy desarrollado. Sin los conocimientos técnicos, la estética no se podrá conseguir. Sin el sentido estético, la sola técnica no aportará ningún valor añadido respeto a los servicios de una ingeniería de instalaciones.
Uno de los mayores valores añadidos del diseñador de iluminación es su función de interfaz entre el arquitecto y el ingeniero de instalaciones: el diseñador de iluminación ayuda el arquitecto a interpretar la imagen del edificio que tiene en la cabeza a través de la luz. Este trabajo conceptual de traducción de criterios de proyecto generales a criterios de luz es lo que diferencia su trabajo del trabajo del ingeniero. Al mismo tiempo, el diseñador de iluminación y el ingeniero son compañeros de equipo en hacer que el sistema luz funcione de la mejor manera. En general, el diseñador de iluminación es capaz de hablar diferentes lenguajes, con el arquitecto, con el ingeniero, con la propiedad, con el instalador, actuando como conexión entre todas estas figuras, para conseguir transmitir y coordinar todos los detalles del proyecto de iluminación.
Las fuentes de luz, las luminarias y los equipos de control evolucionan muy rápidamente: cada año se introducen en el mercado muchísimos nuevos productos. Los diseñadores de iluminación se tienen que mantener constantemente al día, participando en ferias del sector, actualizando información de productos y muestras de centenares de fabricantes. De esta forma dominan el mercado y proporcionan soluciones de iluminación que utilizan las últimas y más eficientes tecnologías. Los diseñadores de iluminación profesional no venden y no instalan los equipos, por lo tanto el cliente recibe un servicio imparcial, basado en la investigación de mercado y en la experiencia, libre de conflictos de interés.
El trabajo del diseñador de iluminación es fundamental en el control de coste de los equipos. El diseñador de iluminación puede realizar un diseño que cumpla con ciertos objetivos de presupuesto, y establecer el presupuesto más adecuado. El hecho que se seleccionen equipos de diferentes fabricantes ayuda a mantener las ofertas competitivas. El diseñador de iluminación trabaja con los representantes de la propiedad y los contratistas para cumplir los objetivos de presupuesto sin sacrificar las intenciones del proyecto.
Reducir los costes operativos para la propiedad es una parte crucial de las decisiones de proyecto. El diseñador de iluminación conoce el retorno de inversión de las diferentes tecnologías. Muy a menudo, los costes se reducen solamente poniendo luz sólo donde se necesita, o sea, evitando sobreiluminar el espacio. Hay muchísimas maneras en la que un diseñador de iluminación puede reducir costes y al mismo tiempo seguir realzando el proyecto.
La calidad de la luz afecta los usuarios a muchos niveles. Estudios científicos demuestran cómo la iluminación influencia la venta en los espacios comerciales, la productividad en las oficinas, la seguridad en el trabajo, etc. Los diseñadores de iluminación son muy conscientes del factor humano y de las técnicas necesarias para conseguir los resultados deseados. El coste de una iluminación que solamente cumpla con las normativas y no tenga en cuenta estos factores puede ser muy elevado en términos de perdidas.
El papel del diseñador de iluminación es fundamental en temas de sostenibilidad y clasificación energética de los edificios. La carga térmica de la iluminación a menudo determina si la ventilación natural se puede realizar de manera efectiva y económica; el tipo de iluminación escogido siempre afecta al uso general de la energía en los espacios. Los sistemas de control de la luz natural y artificial de la luz son otros de los elementos clave que ayudan a mejorar la eficiencia del edificio.
Por todas estas razones es muy importante que el diseñador de iluminación esté involucrado desde el principio del proyecto y en todas las fases del mismo, ya que en cada fase su aportación puede ser muy valiosa. En la fase de definición del lugar y del programa, puede aconsejar sobre el solar más apropiado en relación a la exposición solar. En el básico asiste al arquitecto en la creación de geometrías que promueven la calidad y la cantidad de luz necesaria para apoyar el concepto arquitectónico y los requisitos funcionales. Durante el desarrollo del proyecto realiza mock ups, cálculos lumínicos y otras comprobaciones, filtrando los conceptos y las decisiones con el criterios de sostenibilidad, objetivos energéticos, de mantenimiento, de presupuesto.
En la fase de documentación del proyecto ejecutivo los conceptos de luz se convierten en especificaciones y detalles concretos que se tienen que comunicar de la manera más adecuada para permitir la construcción del edificio. En el proceso de licitación también es clave que el diseñador de iluminación esté involucrado, para proteger las especificaciones o para supervisar posibles sustituciones. Todos los esfuerzos de coordinación de las fases anteriores pueden caerse si no tienen un seguimiento en la fase de construcción y dirección de obra. Si esto no ocurre, a menudo se toman decisiones que niegan la calidad y la coherencia de los sistemas de iluminación planteados. En esta fase cada decisión afecta múltiples sistemas. El diseñador de iluminación tiene que entender la interacción de la luz con los demás sistemas del proyecto, vigilar para resolver posibles conflictos, tomar decisiones rápidas pero meditadas a la vez, estando disponibles a pequeños rediseños si fuera necesario. Después de la construcción, el enfoque y puesta en marcha final, la calibración de los sistemas de control de luz natural y la programación de las escenas de luz son otras de las tareas que el diseñador de iluminación tiene que llevar a cabo para asegurar el cumplimiento de los criterios de proyecto.
En definitiva el diseñador de iluminación profesional proporciona diferentes servicios de luz artificial y natural en espacios interiores y en exteriores, como valorar las necesidades y las funcionalidades de la luz, establecer los criterios de iluminación, investigar e especificar los equipos de iluminación y control, documentar las soluciones de iluminación. Contratar un diseñador de iluminación a menudo reduce los costes del proyecto; el diseñador de iluminación es capaz de seleccionar la solución de luz más apropiada, cumplir con el presupuesto previsto, valorar sistemas de iluminación alternativos, colocar la luz solo donde se necesita, usar soluciones eficientes, resolver las cuestiones de mantenimiento, controlar la instalación del equipo de iluminación y evitar errores de obra que pueden ser muy difíciles de corregir.
El diseñador de iluminación hace una sólida contribución al proyecto y al equipo y su participación es clave para su éxito, para asegurar que sea visualmente agradable, cumpla con necesidades de confort, sea eficaz y sostenible desde el punto de vista económico y energético. La propiedad, los arquitectos, los ingenieros, los contratistas y los usuarios se benefician de su trabajo y de su experiencia en temas de percepción visual, ultimas tecnologías, integración con la luz natural, conocimiento del mercado, diseño de iluminación eficiente y especificaciones. Aunque no tener que pagar honorarios para el consejo de diseñadores empleados en empresas fabricantes o distribuidoras de iluminación pueda ser tentador, igualmente si se escoge este camino se paga un precio en términos de no imparcialidad y de inevitable estrechez del punto de vista, mientras los honorarios del consultor de iluminación, gracias al valor añadido de sus servicios, se pagarán por si mismos a breve y largo plazo.