El Día Internacional de la Luz se celebra el 16 de mayo de cada año en honor a la primera emisión de luz láser obtenida por Theodore Maiman con un láser de rubí. Esta fecha se eligió como ejemplo paradigmático de cómo un descubrimiento científico proporciona herramientas revolucionarias para el beneficio global de la sociedad, en las comunicaciones, en las tecnologías de la salud y en muchas otras aplicaciones. Así mismo, es una cita que nos recuerda que la luz es una fuente vital de energía y sus aplicaciones nos permiten infinitas posibilidades.
Desde una perspectiva más cercana, el diseño de iluminación es una disciplina que influye en el ambiente de los espacios mediante el control y el trabajo de la luz. El proceso que une creatividad y técnica consigue generar atmósferas adecuadas a los espacios y a las personas.
Así pues, con motivo de esta celebración, el equipo de Lightecture ha reunido a cuatro diseñadores con trayectorias relevantes, estrechamente vinculados con la formación del diseño de iluminación, para conocer su opinión sobre la importancia de la luz y la necesidad de aplicar una visión sostenible en esta disciplina.
Elías Cisneros
Arquitecto iluminador, director de la empresa 333 Luxes
¿Como profesional involucrado en programas educativos, hasta qué punto consideras importante la celebración del Día Internacional de la Luz a la hora de mejorar la comprensión pública sobre el papel que juega en nuestras vidas?
Es muy importante aprovechar esta difusión mundial, una iniciativa que promovimos desde México, que se le brinda a la luz en todos sus aspectos, ya sea de salud, de óptica, de fotónica, dentro de la química, la física, la arquitectura, y el arte en general, múltiples aplicaciones científicas y académicas, más las nuevas aplicaciones que estamos por descubrir. Recuerdo bien la primera ocasión que se celebro este evento ya que la ceremonia de clausura fue precisamente aquí en Mérida, en México, con una gran cantidad de participación de personas e instituciones, gracias al siempre poderoso poder de convocatoria que tiene la luz.
En tu caso, ¿dónde y cuándo surgió el interés por la luz?
Desde muy pequeño en mi natal Isla Mujeres, en el caribe mexicano. Aprendí a valorar el poder de las sombras y las luces en todos los seres fotosensibles.
¿Trabajar con ella requiere de una sensibilidad especial?
Pues ciertamente se requiere una sensibilidad, si bien tal vez no sea “especial”, pero sí una aproximación apacible, con mirada pausada, en una reflexión silenciosa que tendría como ejemplo la revolución silenciosa del arquitecto Luis Barragán y un acercamiento más creativo.
¿Ante la actual crisis climática es necesario repensar el diseño de iluminación para enfocarla hacia una mayor sostenibilidad? ¿Qué sugerirías?
Es correcto, se requiere un replanteamiento. Por mi parte promuevo y educo con un enfoque menos racional y más hacia los sentimientos, diseñar desde y con el espíritu, permitir que hable el corazón.
María Güell
Diseñadora de iluminación en La Invisible Lighing Design & Lab Studio
Como directora del Máster Lighting Design en la UPC School de Barcelona, ¿hasta qué punto es importante la celebración del Día Internacional de la Luz a la hora de mejorar la comprensión pública sobre el papel que ésta juega en nuestras vidas?
Es una propuesta divulgativa y en ese sentido llegará a personas que de otro modo quizás no sean conscientes de la importancia que la luz tiene en nuestras vidas.
¿Dónde y cuándo surgió tu interés por la luz?
Fue a través de la danza. Hace años era una disciplina que me gustaba mucho por su vinculación con el disfrute del espacio. Esta atracción me llevó a estudiar escenografía en el Institut del Teatre de Barcelona y allí, al mismo tiempo, me di cuenta que la luz jugaba un papel fundamental en la construcción de la escena y también fuera de ella.
¿Trabajar con la luz requiere de una sensibilidad especial?
Sí, creo que todos leemos el mundo desde diferentes miradas y los profesionales de la luz tenemos en consideración el espacio en primera instancia. Además, creo que se desarrolla una especie de fotosensibilidad con la práctica de la sensación; las gafas de sol son fundamentales para la existencia.
¿Ante la actual crisis climática es necesario repensar el diseño de iluminación para enfocarlo hacia una mayor sostenibilidad? ¿Qué sugerirías?
Absolutamente, creo que la clave está en calidad de luz versus cantidad. También hay cuestiones técnicas que van avanzando y que pueden ayudar mucho en este sentido. Poder controlar la cantidad de luz en el momento en que se necesita, poder disponer de aquellas ópticas que mejor se ajustan a una escena o necesidad determinada, todo esto es de gran ayuda para no desperdiciar ni luz ni energía, algo que nos interesa.
Fernando Mazzetti
Diseñador de interiores e iluminación
Como docente universitario y profesor del diplomado IBEROILUM ¿hasta qué punto es importante la celebración del Día Internacional de la Luz a la hora de mejorar la comprensión pública sobre el papel que la luz juega en nuestras vidas?
Considero que es muy importante que la luz celebre su propio día. Lo llamativo es que se constituyera dicha celebración hace tan pocos años siendo la luz tan fundamental para nuestras vidas y todo lo que nos rodea. La luz forma parte intrínseca de nuestra existencia y creo que es en ese punto que no tomamos conciencia real de su valor. Dar por sentado ese aspecto nos hace perder la perspectiva de que sin luz nada sería posible. Que tengamos un día internacional de la luz también nos ayuda a quienes nos dedicamos a la tarea de iluminar a disponer de más argumentos para explicar nuestra profesión.
¿Dónde y cuándo surgió tu interés por la luz?
Nace como un juego siendo niño. Jugar con linternas debajo de las sábanas me llevaba a un mundo de cavernas, túneles y pasadizos que solo se construían con la luz. Es más, creo que mis primeros efectos de luz los hice durante esas horas inmerso en ese universo pequeño y a la vez gigante. Recuerdo que no me gustaban tanto (como sí ahora) las sombras sino cuando un objeto en la oscuridad se iluminaba. Y la magia aparecía. No lo sabía entonces, pero todo lo que fui estudiando después (fotografía, escenografía, interiorismo) se relacionaba con la luz. Y cuando esta te atrapa no hay escapatoria, solo ves luz.
¿Trabajar con ella requiere de una sensibilidad especial?
Sin duda que hay personas que poseen una sensibilidad mayor que otras, pero no creo que sea una condición para trabajar con luz. De hecho, se puede aprender a “ver la luz”. O mejor dicho, lo que nos inspira ver, por ejemplo, una fachada de un edificio iluminado, el reflejo de la luz natural atravesando un vidrio de color en un vitral gótico o la atmósfera que genera una sola vela encendida en una habitación. No importa la escala ni la cantidad de luminarias o efectos utilizados sino lo que nos moviliza uno u otro efecto. Y por supuesto, incluyo en este proceso de “aprender a ver la luz” a la más maravillosa de todas que es la natural. Como docente de iluminación promuevo en mis alumnos a que “vean la luz”. Pero principalmente que experimenten el sentimiento que les despierta, cómo se sienten, y que tras ello puedan explicar técnicamente el fenómeno de la luz. Reducir la luz a cuestiones puramente técnicas o de cálculos luminotécnicos es simplificar una extraordinaria herramienta de diseño transformadora de cualquier espacio.
¿Ante la actual crisis climática es necesario repensar el diseño de iluminación para enfocarlo hacia una mayor sostenibilidad? ¿Qué sugerirías?
El desarrollo de la tecnología LED ofrece, entre otras ventajas, la reducción del consumo de energía eléctrica. Pasados varios años nos hemos dado cuenta que solo ese aspecto no alcanza para pensar en la sostenibilidad de un proyecto de iluminación. Por mencionar solo un tema deberíamos empezar a dar solución a los desechos que está generando el recambio de luminarias, fuentes de luz y equipos y cómo se gestionará en el futuro el reciclado de los de LED. El reúso de materiales, dentro de programas a largo plazo, será la clave para que esta tecnología, además, contribuya al medio ambiente.
Ainara Bilbao
Arquitecta lighting designer en AIA Instal·lacions Arquitectòniques
Como profesional que dedicas parte de tu tiempo a la docencia, ¿hasta qué punto es importante la celebración del Día Internacional de la Luz a la hora de mejorar la comprensión pública sobre el papel que juega en nuestras vidas?
Creo que la repercusión mediática del Día Internacional de la Luz no alcanza tanto al público general, más bien lo percibo más como un día de celebración para la comunidad de profesionales que ya están ligados y concienciados con la luz. Supone para mí un parón para tomar energía y seguir en una labor que es más continua en el tiempo y que se realiza prácticamente a diario, en ocasiones siendo esa persona medio rara que aprovecha cualquier hilo para introducir un comentario sobre la importancia de la luz. A nivel docente podemos montar eventos y decir a los alumnos “¡Mira! Es el Día Internacional de la Luz”, pero es mucho más importante incorporar el conocimiento de la luz en los programas de las asignaturas para hacerles ver la iluminación como un elemento de gran potencial en el diseño arquitectónico. Me gusta pensar que nuestros programas docentes e investigaciones ayudan a crear una nueva generación de arquitectos para los cuales la iluminación será parte intrínseca de sus proyectos de forma que las personas disfrutarán la luz, incluso sin saberlo.
¿Dónde y cuándo surgió tu interés por la luz?
Soy arquitecta de formación y siempre me ha interesado mucho la línea que separa técnica de arte ya que en la arquitectura puede volverse muy difusa. Me gusta pensar en la técnica como generadora de arquitectura y no mero apoyo. Como consecuencia, mi vida profesional se ha desarrollado principalmente en entornos de ingeniería. Precisamente en ese entorno tuve los primeros encuentros con la luz, ya que en la Escuela de Arquitectura, en aquel momento, no se hablaba para nada de iluminación artificial, aunque sí de luz natural. El enfoque que se le daba a la luz en aquel contexto ingenieril era muy limitado, pero abrió la puerta para ver que allí había algo más: un enorme potencial arquitectónico y espacial ligado a la percepción y la no materialidad. Fue eso lo que me cautivó. La iluminación lleva un paso más allá la relación técnica-arte que tanto me atrae, implica la necesidad de conocimiento técnico específico, unido a aspectos mucho más abstractos derivados de la inmaterialidad de la luz.
¿Trabajar con ella requiere de una sensibilidad especial?
Efectivamente, con la luz podemos crear espacio más allá de la realidad física del mismo, enlazando sobre ésta otra realidad inmaterial. Trabajar con iluminación exige entender el espacio no sólo en sus dimensiones físicas y palpables sino también en sus aspectos perceptuales. No basta con pensar en cómo se ve el espacio sino en como lo vamos a recorrer y experimentar.
¿Ante la actual crisis climática es necesario repensar el diseño de iluminación para enfocarlo hacia una mayor sostenibilidad?
Necesitamos repensar no sólo la iluminación sino todos nuestros hábitos y sistemas, desde lo más cotidiano hasta lo más general. Desde el rol de diseñadores de iluminación podemos aportar mucho, prácticamente en cada decisión de diseño que hagamos. Tenemos la responsabilidad en diseñar sistemas que desde el concepto sean sostenibles para después seleccionar luminarias que apoyen esa línea de sostenibilidad. Estoy pensando en estrategias tan básicas como limitar los niveles lumínicos a lo realmente necesario para acotar la potencia requerida para su funcionamiento, o implementar sistemas de control, más sofisticados o menos, que permitan utilizar la iluminación sólo cuando es necesaria. En cuanto a las luminarias, una vez pasada la locura del LED “de usar y tirar”, percibo en los fabricantes un giro hacia posturas más sostenibles donde la implantación de la estandarización Zhaga o el modo de trabajo CradletoCradle van ganando protagonismo. Es nuestra responsabilidad valorar estos aspectos ligados a la economía circular a la hora de seleccionar las luminarias, lo que nos llevará a una reducción de residuos, así como a un menor consumo energético ligado a la fabricación de componentes. Mantener el conocimiento técnico al día, o apoyarnos en quien lo domine, es imprescindible.